El alcalde Nayib Bukele, se despidió la noche del pasado lunes. Entre danza, luces y el lleno total de los capitalino proclamó su discurso -el más emotivo en sus tres años de gestión-, “Gracias Dios por dejarme vivirlos. Gracias a ustedes por permitirme ser su Alcalde”, fueron las últimas palabras que sentenció.
Bukele será recordado seguramente como el líder de la gestión que le dio vida y otros rosto al corazón de la capital, además de una contundente apuesta por la agenda cultural.
“En estos momentos solo puedo pensar en que dimos lo mejor que teníamos, que luchamos por lograr lo que parecía imposible, que tratamos de dejar una huella, que tratamos de beneficiar a quienes gobernamos por un breve tiempo y que tratamos de inspirar a los demás”, dijo.
Explicó que en sus últimos minutos como edil, buscó una fotografía que resumiera la gestión en una imagen pero no encontró ninguna que resumiera ni el 1% de su sentir.
“Pienso en mi papá que se fue a los pocos meses de haber asumido como Alcalde, y si bien estaba muy orgulloso de lo que habíamos logrado, no sé cómo se sentiría al ver lo que hemos logrado ahora. Quisiera que estuviera acá y me lo dijera”, añadió con emotividad.
“Pienso en toda la gente que confió en nosotros y en los que lo siguen haciendo. Pienso en el futuro y su incertidumbre. Pienso en la vida y lo corta que es. Me invade la nostalgia en mis últimos minutos como Alcalde, pero disfruté este día mucho más que el primero. No sé que traerá el futuro, pero me llevo estos recuerdos para toda la vida”, puntualizó.