Según medios internacionales, hospitales en Río de Janeiro y Sao Paulo, Brasil, han dado la voz de alarma por la escasez de sedantes y el secretario de Salud de Sao Paulo dijo que la capacidad de la ciudad para atender a los pacientes gravemente enfermos de COVID-19 está al borde del colapso.
Los pacientes graves de COVID-19 que luchan por respirar son sedados para ponerles respiradores, una práctica intrusiva a la que el cuerpo se resiste de forma natural.
La cadena de televisión Globo informó el miércoles de casos de un hospital de Río en los que los pacientes fueron intubados atados a las camas por la falta de sedantes.
El ministro de Salud de Brasil, Marcelo Queiroga, dijo que están negociando con otros países para obtener medicamentos para la intubación de pacientes de COVID-19 ante una “situación de emergencia” por la escasez de los productos.