El asesor migratorio Eduardo González Ramos, salvadoreño residente en Estados Unidos, recomienda que no debe infundirse temor a los jóvenes salvadoreños amparados al programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés), porque «aún hay esperanzas para evitar su deportación» de Estados Unidos.
El presidente Donald Trump eliminó el programa, que concede amnistía por dos años renovables para que puedan estudiar y trabajar, a cerca de 800,000 jóvenes de varios países, de los cuales cerca de 30,000 son salvadoreños que llegaron a Estados Unidos cuando eran niños.
González Ramos sostiene que el decreto ejecutivo firmado por Trump, concede seis meses para que el Congreso decida si aprueba una legislación que otorgue la residencia permanente u otro alivio migratorio para los beneficiarios de DACA.
El asesor añade que si el Congreso no hace nada, todos quedarían sin un permiso de trabajo y, en caso que decidan ponerlos en proceso de remoción, pasarían años para llegar a una Corte de Inmigración, ya que en la actualidad hay más de medio millón de casos atrasados en dichas instancias judiciales.
«Cada juez tiene más o menos tres mil casos, más los que van llegando, por lo tanto hay que mantener la calma y no demos por deportados a los jóvenes del DACA», asegura este salvadoreño que brinda asesoría legal a sus compatriotas, que se encuentras ilegales en la Unión Americana.
«No hay que crearles miedo, porque hay esperanzas y hay maneras de defenderse en las Cortes de Inmigración. Lo peor que se puede hacer es no presentarse a una Corte, porque el juez lo va a deportar en ausencia por no haberse presentado. Buena suerte y a seguir la lucha», concluye González Ramos, de Law Office of Gary Finn, especialistas en defensa contra la deportación.