Hay dos grandes grupos en ARENA en este momento. Los que tienen aún el mando, los cachiporristas, aquellos que aplauden con rabia siempre y que le dicen todas las horas a Carlos Calleja en el oído que todo va bien en sus encuestas internas y que van a ganar en primera vuelta. Los segundos son los que ha fuerza de garrote han sido apartados de la campaña, los paria, los que son llamados desleales, traidores, simplemente por dar una voz de alarma cada vez que se han pronunciado por los frecuentes desatinos del candidato de derecha y de su equipo de campaña.
La inminente derrota de Carlos Calleja en menos de un mes va producir un inmenso tsunami dentro de ARENA. La ola va golpear más duro y primero arriba, en ese puñado de hombres que a fuerza de chequera domina los destinos de ese partido de ultra derecha. El principal damnificado va ser don Paco Calleja, el poderoso empresario de Supermercados que apostó más de $50 millones de dólares en una campaña que lo único que hizo fue hundir en las encuestas a su hijo. Los otros grandes derrotados de la jornada serán los Dutriz y los Altamirano, conscientes de que esta campaña son los últimos estertores del control sobre los medios de comunicación que por más de un siglo tuvieron.
Hay dos grandes grupos en ARENA en este momento. Los que tienen aún el mando, los cachiporristas, aquellos que aplauden con rabia siempre y que le dicen todas las horas a Carlos Calleja en el oído que todo va bien en sus encuestas internas y que van a ganar en primera vuelta. Los segundos son los que ha fuerza de garrote han sido apartados de la campaña, los paria, los que son llamados desleales, traidores, simplemente por dar una voz de alarma cada vez que se han pronunciado por los frecuentes desatinos del candidato de derecha y de su equipo de campaña. Ambos están guerra.
Los cachiporristas son Mauricio Interiano, actual presidente de ARENA (por lo menos hasta las elecciones), y quien se ha convertido en el martillo de ataque contra Nayib Bukele aunque sin ningún resultado; Marta Evelyn Batres y Margarita de Escobar, dos diputadas, una buscando notoriedad, la otra limpiarse del tema de los sobresueldos que también han prestado sus voces a la campaña de difamación; y la otra es Ernesto Muyshondt, el actual alcalde de San Salvador, quien ha descuidado su gestión al frente de la capital no por hacer campaña por Calleja, sino por hacer campaña para él, ya que en sus cálculos él sería el siguiente candidato tricolor a la presidencia. A todos ellos los va arrastrar y lejos el tsunami.
Calleja no se da cuenta de que está rodeado de un pequeño ejército que, por justificar su salario o por su ciega ideología, lo tratan de convencer de que los resultados al día de hoy son favorables, de que hay una enorme masa de voto duro de ARENA que está dormida pero que el día D se va despertar de la nada o de que los salvadoreños padecemos de una enorme amnesia colectiva y de que vamos a separar a Carlos Calleja de la corrupción a la que por 20 años fuimos sometidos. Lo peor, lo más increíble, que entre los cachiporristas de ARENA figura la eterna comandancia del FMLN, como Lorena Peña, Medardo González y Norma Guevara.
Otros que serán arrastrados por la ola, son los columnistas a sueldo que ha tenido a ARENA esta campaña. Que lo único que han logrado es demostrar que escriben mucho, pero que los leen poco. Ellos también han aplaudido a rabiar, conscientes de que esta era su última oportunidad.
Cuando la ola pase, quedarán en pie un grupo de Areneros que supo que la candidatura de Carlos Calleja fue “servir en bandeja la campaña”, que tuvieron voz crítica para decir los muchos y los sospechosos errores del candidato y de su grupo más cercano y por lo que fueron criticados de traidores y desleales. Ese grupo, los actuales paria, aquellos apartados a fuerza de garrote, serán los únicos ganadores con la derrota de ARENA este 3 de febrero, porque las historia les habrá demostrado que ellos siempre tuvieron la razón.