Doña Elvira de Lemus supo que su hijo “Toño” había nacido para destacar cuando, con apenas seis años se subió por primera vez al escenario y se le olvidó el libreto. Lejos de asustarse por no acordarse de su papel en la obra, una comedia popular llamada “Miguel Enrique y su comparsa”, el pequeño “Toño” utilizó la herramienta que más ha afilado en sus más de 80 años de vida: la creatividad, e improvisó lo que le restaba de guión.
Desde entonces, la creatividad se convirtió en la más fiel compañía de Antonio Lemus Simún, como que si fuera su segundo nombre y buscó de apellido llamarse publicista, comediante, director de teatro, presentador, viajero empedernido, locutor y otras tantas facetas que ha desempeñado en su fructífera vida.
Su exitosa labor de empresario y publicista la acompañó con otra notable faceta: la de artista del teatro. Su creatividad le valió para destacar como guionista, actor y director de obras como “Yo quiero ser diputado”, “La que quiere celeste que se acueste”, “Para ser presidente hay que ser caliente” y más de 40 otras obras. Durante 25 años fue la cabeza y el corazón del grupo de Teatro Hamlet, que marcó historia en el país.
“Ese es el aporte que más he dado al país, seguro que miles de personas en algún momento les provoqué una sonrisa. Obtuve el apoyo del Teatro Poma y cigarrería Morazán, el Teatro Rex, que significaban 36 semanas consecutivas sin parar desde jueves a domingo con cuatro grupos de teatro, lo que permitió que del universo de asistentes que andaban por los mil 500 se incrementaran a 20 y 25 mil personas dispuestas a pagar el teatro”, dijo Lemus Simún, en una entrevista publicada hace un par de años en un periódico.
Más de siete décadas en las artes escénicas le han valido para recibir numerosos reconocimientos, entre los que destacan dos trofeos TALIA como actor y animador más destacado, ambos en 1958; un diploma de honor de la Unión General de Actores y Artistas de El Salvador por su desenvolvimiento cultural, en 1974, y el reconocimiento como Notable del Siglo XX, en el área de teatro, por parte de la Alcaldía de San Salvador, en el 2000.
En septiembre de 2016 recibió el título de “Doctor Honoris Causa en Desarrollo Artístico” por su continua contribución a las artes y la cultura de El Salvador y en el 2012 fue uno de los personajes publicados en el libros “100 personas exitosas de El Salvador”.
“Lo que he ganado me lo he ganado por mi esfuerzo y, principalmente, porque Dios ha querido”, explicó.
Pero la máxima satisfacción la tuvo dentro de su hogar. Padre, abuelo y esposo por casi 50 años, hasta que enviudó. “Con mi esposa la vida fue simplemente la mejor de las aventuras. Una aventura que nos llevó a hacer una familia unida y viajar junto a ella a más de 90 países. El último viaje que me queda, y el más importante, es regresar a su lado”, aseguró.