Considero que la mejor posición que debió adoptar el gobierno salvadoreño ante la votación en la OEA por la situación de Venezuela es de neutralidad en ese problema. Las dos posiciones estaban demasiado confrontadas y ningún resultado va a contribuir a una real solución de la crisis en el país de sur américa.
En el fondo lo que hay, es por una parte, un pulso de fuerzas entre la derecha y la izquierda latinoamericana. Ambas posiciones miden correlación ante la situación venezolana. Por otra parte esta votación es un espectáculo mediático, en que la gran prensa conservadora y de derecha de Latinoamérica hace un festín noticioso.
El gobierno de El Salvador se alinea con las fuerzas de izquierda de américa latina y en esa ruta será su posición y su voto. Es su derecho hacerlo. Si ARENA hubiese estado en el gobierno su alineamiento hubiese sido con el otro bando, igual sería su derecho. Las relaciones exteriores de nuestro país se definen desde el Órgano Ejecutivo y responden en buena medida a los signos ideológicos que profesa.
En nuestro país, esta posición logrará destacados titulares en los medios de comunicación. De hecho el tema ha estado presente desde hace varios días. Incluso se han destacado las declaraciones del ultra derechista senador Rubio, que dio a entender que la ayuda norteamericana a El Salvador podría estar en peligro dependiendo de cómo votara el gobierno salvadoreño.
Debemos de tomar en cuenta que la política anti inmigrante del actual gobierno de los EUA es una realidad que difícilmente se va a modificar por la forma en que votemos en una resolución de la OEA. Señalar que esto es consecuencia del voto salvadoreño, es pretender asustarnos con el petate del muerto.
Por otra parte la ayuda del FOMILENIO II depende de una serie de parámetros de evaluación que han definidos por los EUA y que no se modificarán por el voto de la OEA. Si cumplimos los parámetros y aprobamos la evaluación habrá desembolsos. De lo contrario no tendremos esos recursos aunque apoyemos en todo a los EUA en la OEA. Nuevamente otro petate de muerto.
Lo que sí es real, es que la crisis venezolana, que aparece con frecuencia en los medios de comunicación y las redes sociales, se ha convertido en un factor que le hecha leña a la hoguera de la polarización política local. Tirios y troyanos se alinean cada uno con el bando de su signo ideológico. De esta forma está presente en el cotidiano enfrentamiento polar.
La situación venezolana ha sido un tema de campaña electoral desde hace muchas elecciones. La derecha lo ha usado hasta el abuso. Ha sido parte de la propaganda del miedo que sustituye la falta de propuestas serias ante los grandes problemas del país. Todo indica que en esta ocasión la situación se repetirá. Estos son los primeros signos de la precampaña del 2018, que estamos viendo desde hace unos meses. Por ello preparémonos para consumir cantidades enormes de propaganda de este tipo. La clave es que no perdamos la objetividad y no caigamos en falsos engaños.
Por: Juan José Martel