A pesar que las autoridades de Gobierno informaron una reducción de homicidios durante el 2016, comparándolo con el 2015, las cifras de este no son nada alentadoras, en cambio, el 2016 terminó como el segundo más violento en El Salvador en lo que va del siglo XXI.
La tasa de homicidios de 2016 cerró con 80.9 muertes violentas por cada 100,000 habitantes solo superada por los 22 puntos de las cifras registradas en 2015. Pero si bien la cantidad promedio se redujo, existe preocupación por la concentración de la violencia en algunos departamentos y municipios.
A nivel departamental, la región que más registró homicidios fue Cuscatlán, seguido de Usulután, San Vicente, San Miguel y San Salvador.
En cuanto a municipios, los que reportaron mayores cifras de asesinatos son San Salvador, Ciudad Delgado, Nejapa, San Martín y Mejicanos, lugares que estuvieron por arriba de la tasa nacional.
En San Salvador se alcanzó las 173.4 de muertes por cada 100,000 habitantes. La capital salvadoreña es el municipio y la cabecera departamental con mayores índices homicidas.
Según el último informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) 2015, «El Salvadoreño ha avanzado significativamente en el ejercicio de la democracia electoral, pero todavía tiene pendiente avanzar en la democracia de la ciudadanía, como aquella que permite que los derechos ciudadanos se hagan efectivos», y es de recordar que un derecho fundamental es vivir.
Los salvadoreños quedan en deuda en materia de desarrollo sostenible indica el informe del PNUD, debido a que el periodo comprendido de 1985 a 2014, el salvadoreño solo ha avanzado en 0.18 puntos; y uno de los factores que obstaculizan el progreso de la nación es la alarmante cifra de muertes que se registran a lo largo de la historia desde antes de ser República.