Los republicanos lograron defender exitosamente Arizona, uno de los estados que estaban en riesgo porque Jeff Flake había decidido no buscar la reelección. Martha McSally, la candidata de su partido, se impuso a Kyrsten Sinema por unas centésimas.

En Texas el senador Ted Cruz era favorito a renovar, pero enfrentaba a Beto O’Rourke, una de las promesas demócratas. Cruz logró el objetivo, pero por un margen estrecho: 50,9 a 48,3 por ciento.

En la composición actual de la Cámara Alta, los republicanos tienen 51 bancas y los demócratas 49. Si se confirma el vuelco en Montana, la relación pasará a ser de 54 a 46.

En cuanto a la Cámara de Representantes, el Partido Demócrata logró un importante triunfo donde les arrebató al menos 26 lugares a sus rivales. A diferencia de lo que sucede en el Senado, se renueva la totalidad del cuerpo, que no se elige al nivel de los Estados, sino de distritos: son 435 en total, uno por cada representante.

Si bien hay números que podrían variar levemente porque faltan escrutar algunos votos, los demócratas se encaminan a ganar 15 de las 30 circunscripciones que tenían resultado incierto. Todas estaban en manos republicanas.

Los demócratas ganaron en Virginia, Nueva Jersey y en Pensilvania, y dos en California, Nueva York, Texas y Minnesota, entre otros. Los republicanos sólo lograron dar vuelta dos campos de batalla: uno en Minnesota y otro en Pensilvania.

En la cámara de representantes aún vigente, el Partido Republicano tiene 241 congresistas, y el Demócrata 194. Si se mantienen los resultados de las circunscripciones en las que continúa el conteo, la relación terminará siendo de 228 a 207 para los demócratas.