La espiral de violencia desatada en Nicaragua debido a las políticas socioeconómicas que trató de implementar el presidente, Daniel Ortega, se ha agudizado. No solo la población exige la inmediata renuncia del presidente; su hermano, Humberto Ortega, le pide también abandonar el cargo.
El General retirado, Humberto Ortega, fue jefe del ejército de Nicaragua, quien envió una carta a la Mesa de Diálogo en la que también solicitó al gobierno “desactivar” los grupos parapoliciales con el fin de pacificar el país.
Desde el 18 de abril en que inició la crisis en Nicaragua, más de 200 manifestantes han sido asesinados a manos de los grupos parapoliciales. De acuerdo a investigaciones, dichos grupos podrían estar compuestos de pandilleros financiados por el gobierno para reprimir a los protestantes.
